Los movimientos sociales
tienen una gran importancia, se han consolidado como actos políticos
significativos en todos los ámbitos y como sujetos estratégicos de los procesos
de cambio social.
Proponen nuevos imaginarios
y marcos interpretativos para entender y cambiar el mundo movilizando a la
ciudadanía y aplicando nuevas formas de democracia participativa. Pero todo
esto supone en muchas ocasiones conflictos, revueltas y enfrentamientos
armados.
Así es como surgen las
netwar, guerras en la sociedad red. En estas guerras, los que intervienen ya
saben lo que tienen que hacer, es decir, no se comunican entre sí para preparar
en conflicto, enfrentamiento o atentado, sino que se comunican a consecuencia
de ello.
Un ejemplo lo tenemos en los
grupos Islamistas, cualquiera que tiene acceso a la información pública sabe qué
tipo de atentado tiene que cometer para ser aceptado por grupos Islamistas como
Al-Qaeda.
El 11M representa el fin de una época, como nos dice el libro "11M Redes
para ganar una guerra", la única forma
efectiva a medio plazo de enfrentar los nuevos peligros, es sumergirse hasta el
fondo en el nuevo mundo, alentar la construcción de redes sociales, y
definirnos como nación red.
Las tecnologías que han de marcar esta nueva etapa son precisamente aquellas
que llevan el concepto de red social hasta el último rincón de nuestras vidas:
abiertas y distribuidas, móviles y libres.
El desarrollo de las libertades individuales en organizaciones abiertas
será el único triunfo que cabrá esperar en esta guerra y el único medio de
alcanzarlo. Una nueva generación debe protagonizar las transformaciones que
necesitamos y reorganizar el mundo tal como somos.
Pero recordar, que no hablamos solo de actos de terrorismo sino también de enfrentamientos
como el 15M en el que mediante redes sociales como Facebook, miles de
ciudadanos se pusieron de acuerdo y protestaron de forma pacífica en España con
el fin de promover una democracia más participativa alejada del bipartidismo y del
dominio de bancos y corporaciones (Wikipedia).
Y es que, la revolución informacional está cambiando la forma en que la
gente lucha a lo largo de todo el espectro del conflicto. Lo está haciendo
fundamentalmente mediante la mejora de la potencia y capacidad de acción de
pequeñas unidades, y favoreciendo la emergencia de formas reticulares de organización,
doctrina y estrategia que hacen la vida cada vez más difícil a las grandes y
jerárquicas formas tradicionales de organización.
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